Peinado ha señalado que no solo el dato de aumento del desempleo es malo, sino que en el caso extremeño es aún más preocupante, ya que se une a una caída de la afiliación a la Seguridad Social en más de un punto, “lo que aumenta el diferencial que ya existía con la media española, encontrándonos estancados con un dato de afiliación similar al de hace un año”. En este sentido, ha comentado que la desaceleración a todos los niveles “está llegando, por desgracia, muy pronto a Extremadura, mucho antes de lo que lo hacen los crecimientos económicos y las recuperaciones”.
El dirigente empresarial ha reconocido que durante los últimos doce meses se han producido “incrementos puntuales en la afiliación”, pero que no han bastado para consolidar el empleo generado. Esto se debería a la configuración del tejido productivo regional, con intensidad de mano de obra en sectores de temporada, “que además son muy sensibles a incidencias en los mercados, a condicionantes climatológicos y estacionales, a precios impuestos por grandes mayoristas, etcétera, lo que supone incremento de costes o descensos de ingresos que obligan a las empresas a ajustarse, y se pierde empleo”.
Sin embargo, hay otro factor que preocupa aún más, fuera de la coyuntura de finalización de empleos públicos temporales o variaciones en el sector servicios, y es el incremento del desempleo en la construcción. “Solo hay que ver lo que está pasando con las hipotecas, cómo se está frenando la venta de viviendas, y esto obedece al desplome del índice de confianza del consumidor, marcado por la incertidumbre interna por la falta de gobierno en España y los indicadores internacionales, que frena las decisiones familiares de acometer inversiones tan relevantes como la vivienda”, ha explicado.
A esta falta de pulso en la construcción residencial se añade que la inversión pública en Extremadura, especialmente la estatal, está bajo mínimos “pese a que se cuente con datos adulterados por las inversiones en infraestructuras ferroviarias, pero lo cierto es que, con presupuestos nacionales prorrogados desde hace dos años, el resto de inversión es mínima, está todo parado”.
Asimismo, Peinado ha puesto el foco en otro aspecto: “no podemos olvidar que el sector servicios también incluye el turismo y el ocio, que es lo primero que se elimina del gasto familiar cuando la situación no se ve clara; estamos escuchando, y espero que no se cumpla, que el gasto de Navidad en hostelería podría caer un 10%, y todo va ligado. A veces no damos la importancia que debemos al factor sentimientos, a la confianza en la evolución económica, cuando en realidad es una referencia muy importante, un faro que guía las decisiones”.